TAZA 57

Trabaja en un pequeño taller en su casa, cerca de Águilas (Murcia). Ahí vienen a aprender algunos jóvenes amigos que le sorprenden con su creatividad y su nueva pasión por la alfarería. La filosofía de su cerámica es simple: seguir con máxima fidelidad la tradición y la historia del barro y los esmaltes, ser coherente con la naturaleza y con el barro y no adulterar los procesos creativos bajo ninguna excusa práctica. En su taller no hay ni un sólo molde, todo es obra manual ( amasado, retorneado, bizcochado, esmaltado...) El 99% de mis piezas salen del torno, acariciadas por mis manos. El retorneado de las bases es para mí un marchamo de calidad siempre que se ejecute de modo manual. Intento dedicarle a cada pieza el tiempo y los mimos que se merece, no suele tener prisa, no busca producir cantidad sino elaborar una pieza que cuente su historia cuando esté en otras manos. Por supuesto, sus piezas van numeradas ya que todas, absolutamente todas, son realmente piezas únicas e irrepetibles, ese es su gran valor, si lo tiene. Todas las piezas que salen de su taller ( Urcilla ) llevan impreso en bajorrelieve el sello ( U ) que certifica que cada obra es exclusiva y personal y ha salido de las manos del artesano. Yo trabajo solo en mi taller, por lo que nadie toca esas piezas salvo mis manos. Los esmaltes que aplica a sus obras son elaborados por él y son el resultado de horas y horas de ensayos y decenas de muestras. Ninguno de los colores que aparecen en sus piezas pertenecen a ningún catálogo comercial determinado, todos son el resultado de fórmulas propias. Como admirador de la cultura oriental, también realiza algunas piezas con la técnica japonesa del Raku. Aquí el azar juega con el fuego, el humo y los óxidos y genera obras de una belleza y colorido increíbles. La vida en un ensayo constante; así entiende la cerámica, que no es su trabajo, sino su propia vida.